La reiteración de ese "Grabalo todo, Pablo", frase pronunciada hasta la saciedad por Manuela Velasco en "REC", era una herramienta clave para que el espectador pudiese creer como reales los hechos ocurridos en ese edificio del terror, imaginado por Jaume Balagueró y Paco Plaza.
Los directores catalanes, conscientes de que, en una situación tan extrema, raro es el caso en que la supervivencia no prima por encima de todo, hicieron de sus protagonistas, unos trabajadores de aquella labor en la que no darle al STOP tiene su recompensa, de modo que la pesadilla planteada por "REC" se pudiese sustentar en una base vital y creible para poder elaborar así una atmósfera de horror cotidiano, que por su cercanía a la realidad, pudiese ser entendida como un documental más (de pánico, eso si), por los espectadores asistentes a su proyección. Jamás colaría que alguien que no fuese un reportero televisivo o un paparazzi, no abandonase la grabación para salvar su pellejo.
En "Cloverfield" (surgida de la mente del gurú televisivo, JJ Abrams), ese elemento esencial en una cinta donde un personaje narra, cámara en mano y en primera persona, unos hechos tan sumamente peligrosos, está encarnado por un veinteañero, más bien bobalicón, que pasa de grabar una fiesta a no dejar de hacerlo, sin razón aparente (más bien caprichosa), durante la (casi) hora y media que dura la inhóspita visita de un gigantesco monstruo sobre la ciudad de Nueva York, aún cuando este, se sitúe justo encima de su persona.
Esta frágil excusa con la que Abrams y compañía montan una "peli con monstruo" de cámara en mano, es tan solo el paradigma de la simpleza de "Cloverfield", la cual comienza con una fiesta (llamase botellón) donde unos pijos beben y tienen discusiones propias de quinceañeros, para acto seguido, pasar a la acción y aventura.
Aunque, "Cloverfield" sea una de esas historias con criatura de enormes dimensiones, asolando una ciudad, lo que realmente mueve la película, es la cruzada que emprende el joven protagonista de esa fiesta para salvar a su chica. Una historia de "amor" entre escombros, tan deficiente y necia como grande ha sido la promoción mundial de esta película.
Como eso de "no enseñar demasiado al monstruo y sí sugerirlo", ya no tiene tanto mérito, muy pocas son las virtudes de "Monstruoso", la cual, está más próxima por argumento a una tv-movie catastrofista de bajo presupuesto, que a cualquier producción cinematográfica del género.
Bochornosos momentos, como aquel en el que Rob, el protagonista heroico de la película, confiesa su amor por su chica, a un militar de los EEUU, en medio del caos, el torpe cortejo del chico de la cámara a una chica que permanece en la trama, unicamente para rellenar, o la introducción de unos bichejos , que gratuitamente, crearán un par de secuencias de terror, ponen a esta película "a la altura del betún" y hacen de ella, un bluff, que demuestra que una buena campaña de promoción lo es todo, para que una cinta funcione en taquilla y tenga beneficios, porque una vez que el público ha picado ya no hay marcha atrás.
"Cloverfield" es una prescindible cinta catastrofista donde solo se salva la selección musical de de esa fiesta que ocupa los larguísimos 15 minutos iniciales de película, y en la que figuran temazos de bandas como "Spoon", "Kings of Leon", "Of Montreal" o "Scissor Sisters". El disco se puede encontrar por la red bajo el nombre de "Rob´s Party Mix". No dejéis de escucharlo. Es lo único destacable de esta monstruosa oferta.
Los directores catalanes, conscientes de que, en una situación tan extrema, raro es el caso en que la supervivencia no prima por encima de todo, hicieron de sus protagonistas, unos trabajadores de aquella labor en la que no darle al STOP tiene su recompensa, de modo que la pesadilla planteada por "REC" se pudiese sustentar en una base vital y creible para poder elaborar así una atmósfera de horror cotidiano, que por su cercanía a la realidad, pudiese ser entendida como un documental más (de pánico, eso si), por los espectadores asistentes a su proyección. Jamás colaría que alguien que no fuese un reportero televisivo o un paparazzi, no abandonase la grabación para salvar su pellejo.
En "Cloverfield" (surgida de la mente del gurú televisivo, JJ Abrams), ese elemento esencial en una cinta donde un personaje narra, cámara en mano y en primera persona, unos hechos tan sumamente peligrosos, está encarnado por un veinteañero, más bien bobalicón, que pasa de grabar una fiesta a no dejar de hacerlo, sin razón aparente (más bien caprichosa), durante la (casi) hora y media que dura la inhóspita visita de un gigantesco monstruo sobre la ciudad de Nueva York, aún cuando este, se sitúe justo encima de su persona.
Esta frágil excusa con la que Abrams y compañía montan una "peli con monstruo" de cámara en mano, es tan solo el paradigma de la simpleza de "Cloverfield", la cual comienza con una fiesta (llamase botellón) donde unos pijos beben y tienen discusiones propias de quinceañeros, para acto seguido, pasar a la acción y aventura.
Aunque, "Cloverfield" sea una de esas historias con criatura de enormes dimensiones, asolando una ciudad, lo que realmente mueve la película, es la cruzada que emprende el joven protagonista de esa fiesta para salvar a su chica. Una historia de "amor" entre escombros, tan deficiente y necia como grande ha sido la promoción mundial de esta película.
Como eso de "no enseñar demasiado al monstruo y sí sugerirlo", ya no tiene tanto mérito, muy pocas son las virtudes de "Monstruoso", la cual, está más próxima por argumento a una tv-movie catastrofista de bajo presupuesto, que a cualquier producción cinematográfica del género.
Bochornosos momentos, como aquel en el que Rob, el protagonista heroico de la película, confiesa su amor por su chica, a un militar de los EEUU, en medio del caos, el torpe cortejo del chico de la cámara a una chica que permanece en la trama, unicamente para rellenar, o la introducción de unos bichejos , que gratuitamente, crearán un par de secuencias de terror, ponen a esta película "a la altura del betún" y hacen de ella, un bluff, que demuestra que una buena campaña de promoción lo es todo, para que una cinta funcione en taquilla y tenga beneficios, porque una vez que el público ha picado ya no hay marcha atrás.
"Cloverfield" es una prescindible cinta catastrofista donde solo se salva la selección musical de de esa fiesta que ocupa los larguísimos 15 minutos iniciales de película, y en la que figuran temazos de bandas como "Spoon", "Kings of Leon", "Of Montreal" o "Scissor Sisters". El disco se puede encontrar por la red bajo el nombre de "Rob´s Party Mix". No dejéis de escucharlo. Es lo único destacable de esta monstruosa oferta.
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