
Hollywood ha tenido buen ojo, y ha llamado a su puerta, sumando una nueva faceta a su corta pero intensa carrera, la de compositor de bandas sonoras.
Nacido en Noruega, Sondre, acústico y feliz, enérgico y agradecido, acumula un buen puñado de grandes canciones y mejores melodías en su corta carrera, haciéndote dudar de la gelidez de un país como el suyo. Una carrera donde pop, folk, jazz y swing se mezclan con una elegancia impropia de su edad y que está tardando en ser reivindicada como se merece.

Sondre se viste de etiqueta y se engomina pudiendo parecer el cantante más dulce del planeta. Si le das unos minutos, se quitará el traje, se quedará con su inseparable camiseta blanca de tirantes y te ofrecerá el rock más contagioso y desmelenado que puedas esperar, echando toda la gomina usada a perder.

Las guitarras, el pop y el indie, viven un buen momento en el cine americano. En pocos meses nos hemos acostumbrado a ver a Eddie Vedder de Pearl Jam, como compositor de la última peli de Sean Penn, a Jonny Greenwood de Radiohead experimentando con las imagenes de Paul Thomas Anderson en "Pozos de Ambición", a Glenn Hansard y Marketa Irglova recogiendo un Oscar por su música en la irlandesa "Once", a Kimya Dawson (de The Moldy Peaches), vendiendo millones de copias por la banda sonora de "Juno" y al papá de Rufus, Loudon Wainwright III, ofreciendo su música a "Lio Embarazoso". Precisamente su hijo, ya fue reclamado por la industria, participando en "Moulin Rouge", "El Aviador", "Brockeback Mountain" o "Conociendo a los Robinsons" ya fuese con su presencia física o musical. Sondre anda bien cerca de Rufus, pisándole los talones y ahora, gracias a "Como la vida misma", empezará a llamar a la atención que su talento pedía a gritos.
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