Aunque con "The Polar Express" la jugada le salió rana (era un film tan tecnológicamente novedoso como aburrido) el director Robert Zemeckis no ha cejado en su intento de seguir experimentando con los efectos especiales, la infografia y todas sus posibilidades en favor de la narración cinematográfica, algo con lo que ya viene trabajando desde "¿Quién engañó a Roger Rabbit?", mezcla de cartoons con carne y hueso, pasando por "La muerte os sienta tan bien" y "Forrest Gump" (donde resucitó a John Lennon o J.F. Kennedy), hasta "The Polar Express" o "Monster House", esta última en su faceta de productor.
Ahora, con "Beowulf", la adaptación de un poema épico rodada en 3-dimensiones y para la que ha contado con la inestimable ayuda literaria de Neil Gaiman ("Stardust") y Roger Avary ("Pulp Fiction"), Zemeckis ha superado a su precedesora en esto de la "perfomance capture" (escanear y digitalizar a actores reales, en beneficio de un film enteramente animado) aunque también deja patente que a esta técnica todavía le queda mucho camino por recorrer.
Con la presencia de actores de la talla de Anthony Hopkins como el Rey Hrothgar, Robin Wright Penn como su esposa, Angelina Jolie como una seductora bruja, o el habitual y rechoncho secundario Ray Winstone como el fornido Beowulf, esta cinta de Zemeckis, logra presentar un leve progreso en lo que a esta técnica se refiere, por lo que en algún momento que otro, se nos pueda olvidar que todos los matices interpretativos de actores como estos hayan sido cubiertos por una capa digital, aunque no nos engañemos, la técnica sigue siendo inexacta a la hora de recrear de principio a fin de la película, cuerpos perfectos y gestos impecables (el personaje de John Malkovich es, a veces alto, a veces bajo, a veces brazicorto y otras veces, no, y Robin Wright Penn es, a ratos, irreconocible).
La cuestión a plantear debe ser si la técnica del "perfomance capture" o CGI como también es conocida, es capaz de aportar alguna evolución a lo que ya ofrece una película de acción real o simplemente animada ("Shrek" o "Ratatouille") porque la sensación que se desprende del visionado, tanto de "The Polar Express" como ahora de "Beowulf", es que ese híbrido de composición humana e informática que presentan estas películas no tienen todas las virtudes de esos dos modelos de cine (animado y real) pero si muchos de sus defectos o limitaciones.
Viendo "Beowulf" solo se me ocurre que, además de hacer realidad localizaciones imposibles y bestias inimaginables (algo ya puesto en práctica por Peter Jackson en "El señor de los anillos" por citar un ejemplo), esta técnica pueda favorecer la posibilidad de exponer diferentes etapas temporales dentro de la historia con el envejecimiento de los protagonistas que ello conlleva, sin que sea necesario recurrir a esos cutres maquillajes para que (por ejemplo) Robin Wright Penn parezca, de repente, anciana, o a un actor o actriz de distinta edad, que la sustituya.
Dejando a un lado lo positivo y negativo de la técnica de la que hace gala "Beowulf" (y que Zemeckis seguirá practicando en su próxima película), este film se establece como un más que aceptable entretenimiento que viene a completar una buena temporada de cine de aventuras de corte épico junto a "300" o "Stardust".
Con unos diálogos concisos y directos y sobre todo, con unos protagonistas que se alejan del prototipo de héroe y villano al que estamos más que acostumbrados, "Beowulf" nos sitúa en la Dinamarca del Siglo VI, donde un troll gigante de nombre Grendel aterroriza la relajada existencia del rey Hrothgar y su gente. El valiente Beowulf será el encargado de salvar al pueblo de esa amenaza.
A pesar de que esta adaptación presenta diferencias con el texto original (un poema del siglo VI con una importancia, dicen, tan grande como la del Cantar del Mio Cid), Zemeckis y sus guionistas, Gaiman y Avary, aciertan a la hora de introducir unas novedades que enriquecen a los personajes, y otorgan un toque sensual y humano a una historia que ya de por si, tiene grandes dosis de épica. Este Beowulf de Zemeckis, es fuerte pero frágil, le pierden las mujeres y la arrogancia y de eso se aprovechará la narración para hacer más interesantes las situaciones a las que se enfrentará este héroe de cuento capaz de sucumbir a la belleza de Wright Penn o Jolie y de no tener abuela a la hora de contar sus hazañas.
"Beowulf" es, por tanto, la nueva demostración de que Zemeckis es uno de los directores que mejor saben entretener en esto del cine (y si no, echen un vistazo a la trilogía de "Regreso al Futuro") y por eso, una recomendable y visualmente atractiva cinta, que como toda obra de este alumno aventajado de Spielberg, sirve también para ver en que estado se encuentra "lo último de lo último" en efectos especiales en el cine actual.
Ahora, con "Beowulf", la adaptación de un poema épico rodada en 3-dimensiones y para la que ha contado con la inestimable ayuda literaria de Neil Gaiman ("Stardust") y Roger Avary ("Pulp Fiction"), Zemeckis ha superado a su precedesora en esto de la "perfomance capture" (escanear y digitalizar a actores reales, en beneficio de un film enteramente animado) aunque también deja patente que a esta técnica todavía le queda mucho camino por recorrer.
Con la presencia de actores de la talla de Anthony Hopkins como el Rey Hrothgar, Robin Wright Penn como su esposa, Angelina Jolie como una seductora bruja, o el habitual y rechoncho secundario Ray Winstone como el fornido Beowulf, esta cinta de Zemeckis, logra presentar un leve progreso en lo que a esta técnica se refiere, por lo que en algún momento que otro, se nos pueda olvidar que todos los matices interpretativos de actores como estos hayan sido cubiertos por una capa digital, aunque no nos engañemos, la técnica sigue siendo inexacta a la hora de recrear de principio a fin de la película, cuerpos perfectos y gestos impecables (el personaje de John Malkovich es, a veces alto, a veces bajo, a veces brazicorto y otras veces, no, y Robin Wright Penn es, a ratos, irreconocible).
La cuestión a plantear debe ser si la técnica del "perfomance capture" o CGI como también es conocida, es capaz de aportar alguna evolución a lo que ya ofrece una película de acción real o simplemente animada ("Shrek" o "Ratatouille") porque la sensación que se desprende del visionado, tanto de "The Polar Express" como ahora de "Beowulf", es que ese híbrido de composición humana e informática que presentan estas películas no tienen todas las virtudes de esos dos modelos de cine (animado y real) pero si muchos de sus defectos o limitaciones.
Viendo "Beowulf" solo se me ocurre que, además de hacer realidad localizaciones imposibles y bestias inimaginables (algo ya puesto en práctica por Peter Jackson en "El señor de los anillos" por citar un ejemplo), esta técnica pueda favorecer la posibilidad de exponer diferentes etapas temporales dentro de la historia con el envejecimiento de los protagonistas que ello conlleva, sin que sea necesario recurrir a esos cutres maquillajes para que (por ejemplo) Robin Wright Penn parezca, de repente, anciana, o a un actor o actriz de distinta edad, que la sustituya.
Dejando a un lado lo positivo y negativo de la técnica de la que hace gala "Beowulf" (y que Zemeckis seguirá practicando en su próxima película), este film se establece como un más que aceptable entretenimiento que viene a completar una buena temporada de cine de aventuras de corte épico junto a "300" o "Stardust".
Con unos diálogos concisos y directos y sobre todo, con unos protagonistas que se alejan del prototipo de héroe y villano al que estamos más que acostumbrados, "Beowulf" nos sitúa en la Dinamarca del Siglo VI, donde un troll gigante de nombre Grendel aterroriza la relajada existencia del rey Hrothgar y su gente. El valiente Beowulf será el encargado de salvar al pueblo de esa amenaza.
A pesar de que esta adaptación presenta diferencias con el texto original (un poema del siglo VI con una importancia, dicen, tan grande como la del Cantar del Mio Cid), Zemeckis y sus guionistas, Gaiman y Avary, aciertan a la hora de introducir unas novedades que enriquecen a los personajes, y otorgan un toque sensual y humano a una historia que ya de por si, tiene grandes dosis de épica. Este Beowulf de Zemeckis, es fuerte pero frágil, le pierden las mujeres y la arrogancia y de eso se aprovechará la narración para hacer más interesantes las situaciones a las que se enfrentará este héroe de cuento capaz de sucumbir a la belleza de Wright Penn o Jolie y de no tener abuela a la hora de contar sus hazañas.
Un "antes y después" del verdadero Beowulf
"Beowulf" es, por tanto, la nueva demostración de que Zemeckis es uno de los directores que mejor saben entretener en esto del cine (y si no, echen un vistazo a la trilogía de "Regreso al Futuro") y por eso, una recomendable y visualmente atractiva cinta, que como toda obra de este alumno aventajado de Spielberg, sirve también para ver en que estado se encuentra "lo último de lo último" en efectos especiales en el cine actual.
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