Que Steven Spielberg es, o pueda ser, considerado como uno de los últimos grandes genios del séptimo arte, es algo que cada vez está llevando a menos discusiones. Que esa fama merecidamente ganada, de pie a un montón de imitadores con o sin nombres recordables es algo que todo el mundo da por supuesto. Muchos son los directores que bajo la batuta del Rey Midas han desfilado en los últimos años; algunos fueron capaces de seguir su propio vuelo, y otros cayeron simplemente en el olvido. También los hay que jugaron, y juegan de vez en cuando, a ser Spielberg, sin haber sido apadrinado por el mismo, y también consiguen un estilo propio y definido a pesar de la evidente influencia.
Por supuesto están aquellos que no les llega con plagiar, copiar, homenajear, o como quiera usted llamarlo. También tienen que calcar alguna de sus más famosas películas. Tal es el caso de ‘Mimzy, más allá de la imaginación’ (‘The Last Mimzy’, 2007), que llega a nuestras pantallas el próximo 4 de Enero. A pesar de que la historia en sí pueda ser totalmente diferente, nos encontramos ante una copia casi exacta de ‘E.T.’.
‘Mimzy, más allá de la imaginación’ cuanta la historia de dos niños que encuentran algo que en principio ellos consideran que son juguetes, dándose cuenta poco a poco de que los mencionados juguetes les dotan de superpoderes inimaginables. La cosa se complica cuando la niña asegura que un conejo del que nunca se separa, y que se llama Mimzy le enseña cosas y trae un desesperado mensaje del futuro. Evidentemente, la premisa no se parece en nada a la del film de Spielberg, pero su estructura es idéntica, conteniendo las mismas situaciones casi en el mismo orden.
La película está dirigida por Bob Shaye, quien conoce bastante bien el género fantástico, tal y como lo demuestra su currículum en el que se puede ver que ha producido títulos como ‘Pesadilla en Elm Street’, la trilogía de ‘El señor de los anillos’ o ‘La brújula dorada’ entre otras muchas. Pero que haya sido productor de estos films no significa que haya sacado algo en limpio más allá de engrosar su cuenta bancaria. Como director cae en todos los tópicos conocidos y por conocer, al no tener ni la más mínima personalidad en su puesta en escena, la cual remite sobre todo a Spielberg. Pero esto no hubiera tenido la más mínima importancia si Shaye le hubiera sacado algo de provecho a la oportunidad. Y lo cierto es que de donde hay no se puede sacar demasiado.
El prólogo y el epílogo de la película son simple y llanamente lamentables, y lo que es peor, son terriblemente confusos. En ellos está la clave de la historia, pero al final resulta que no nos enteramos de mucho al respecto del mensaje del futuro. El resto del metraje se debate entre lo previsible, lo facilón, y alguna que otra cosa que no molesta demasiado. Si bien, cuando nadie sabe lo que pasa, la película parece enganchar al espectador, enseguida todo se viene abajo, sobre todo en su tramo final, cuando la cosa se desmadra y ha de concluirse todo muy rápidamente, pues la película llega a su fin y esto no se puede alargar mucho más. Ahí el film cae en todos los defectos posibles, personajes totalmente tópicos sin un mínimo de carisma o fuerza, situaciones aceleradas resueltas más rápidamente todavía, y una sensación de vacío, a pesar de que los dos niños protagonistas no caen mal y el conejito de marras no es la típica cursilada de siempre.
Entre los actores conocidos que desfilan por esta película tenemos a Timothy Hutton haciendo de preocupado padre, Joely Richardson haciendo de madre demasiado preocupada, y Michael Clarke Duncan como el grandote agente federal cuya bondad va acorde con su tamaño. Es agradable ver sus caras, pero no logran elevar el producto más allá de la mediocridad, y es que por mucho que se empeñen, sus personajes están al servicio de una historia cuyos puntos interesantes son totalmente desaprovechados por falta de decisión, o porque simplemente no se tiene talento.
Una floja película que se apunta a ese grupo de films navideños, sin serlo realmente. Una de esas aventuras para toda la familia que tanto gustan en estas fechas, pero que muy probablemente pase sin pena ni gloria por nuestras carteleras.
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