Fuerza Aérea Sociedad Anónima. Enrique Piñeyro. Aquafilms, 2007. Página oficial de la película.
Argentina, junto con Nigeria, tienen la dudosa distinción de ser los dos únicos países del mundo en los que se da la curiosa circunstancia de que la aviación civil está bajo la autoridad de las Fuerzas Aéreas del país, que así son las responsables últimas tanto de la aplicación de las normativas pertinentes dentro de las aerolíneas como dentro del sistema de control aéreo.
Enrique Piñeyro, el director de este documental, fue piloto en LAPA de 1988 a 1999, hasta que harto de denunciar con informes que eran sistemáticamente ignorados la nefasta situación en cuanto a la gestión de recursos humanos y al mantenimiento de las aeronaves de la aerolínea, terminó por renunciar a su puesto en junio de 1999 al poco tiempo de hacer público un informe en el que afirmaba que o cambiaban pronto las cosas o que ya no era una cuestión de si un avión de LAPA iba a sufrir un accidente sino de cuando iba a suceder esto.
Y en efecto, el 31 de agosto de 1999 el vuelo LAPA 3142 se estrellaba al salirse de la pista del Aeroparque Jorge Newberry de Buenos Aires al no conseguir despegar ya que la tripulación no puso los flaps en posición de despegue y además no fue capaz de darse cuenta de que la alarma que sonaba en la cabina era precisamente por eso.
Pero más allá de ese error, Piñeyro insiste en que la causa última del accidente fueron la carencia de una cultura aeronáutica en la compañía, en la que se volaba con aviones que no cumplían con la lista de equipamiento mínimo para hacerlo, en la que el mantenimiento era tan malo que una vez tras otra saltaban alarmas falsas, de tal modo que cuando una era verdadera los pilotos realmente tenían muy complicado saber si lo era o no, en la que había pilotos a los que se les debían las vacaciones de, literalmente, varios años, etc, todo esto ayudado y permitido por la absoluta falta de control por parte de la Fuerza Aérea, a la que lo único que parecía preocuparle era maximizar los beneficios de la empresa.
Piñeyro ya realizó en su momento una película sobre el accidente del LAPA 3142, Whisky Romeo Zulu, estrenada en 2004, pero según cuenta en esta entrevista, se quedó con mucho material en el tintero que no se podía incluir en una película de ficción, por lo que se puso manos a la obra con Fuerza Aérea Sociedad Anónima.
Este documental realiza una exposición devastadora sobre la situación de la aviación civil en Argentina, y a lo largo de sus aproximadamente 80 minutos no deja títere con cabeza, convirtiéndose en el relato de una larga serie de despropósitos causados por la falta de inversión en la aviación civil como:
- Pantallas de radar que se paran a ratos en el aeropuerto de Ezeiza, el más importante del país, radar que además es anticuado, provocando que el control de aproximación sea algo caótico en lugar del procedimiento ordenador que debería ser.
- Controladores aéreos que ya no es que no dominen sino que apenas hablan inglés, llevando a casos como el de un vuelo de Air France que fue dirigido a una pista cuyo ILS está fuera de servicio desde hace años y al que aún así se le indicaba que podía hacer un aterrizaje ILS.
- Radioayudas prácticamente inexistentes y mal instaladas, que por ejemplo dejan de funcionar cuando llueve, y en los que hace años que no se invierte.
- Estándares de formación extremadamente relajados -incumpliendo la ley, de hecho- en Austral y LAPA con tal de poder ahorrarse una importante cantidad de dinero cada año, aún a costa de la seguridad de tripulaciones, aviones y pasajeros.
- Falta de coordinación en los planes de vuelo, lo que hizo que un vuelo de Lufthansa Cargo casi fuera derribado por un misil de prueba de las Fuerzas Aéreas.
- Aviones que vuelan tiempo y tiempo con averías que deberían dejarlos en tierra pero cuya reparación se va defiriendo con diversos trucos .
- Aviones que vuelan sin los equipos exigidos en la normativa, lo que para Piñeyro fue la causa última del accidente del vuelo 2553 de Austral Líneas Aéreas, pues el avión que realizaba el servicio no tenía la alarma reglamentaria de fallo del sistema de calefacción del tubo pitot.
- Etc…
Todo esto se apoya en documentos y pruebas obtenidos por Piñeyro, probablemente a menudo de manos de personas que ven que de otro modo no consiguen nada, que demuestran no solo sus afirmaciones, sino como en muchos casos los responsables han intentado trampear y falsificar informes para intentar cubrirse las espaldas.
El autor explicando como el anticuado radar hace que los tráficos «se amontonen» desordenadamente
También usa imágenes de vuelos simulados, maquetas y gráficos para exponer los diferentes puntos que va desgranando, usando siempre un lenguaje muy poco técnico y explicando con claridad los términos más técnicos cuando es necesario usarlos.
Otro recurso utilizado es el de una cámara oculta en la torre de control de Ezeiza que recoge comentarios de los controladores aéreos que allí trabajan que ponen los pelos de punta, cosas como «si el pasajero supiera no se sube más a un avión» y lindezas similares.
Eché de menos, de todos modos, alguna declaración o intervención de los «acusados» para compensar un poco los puntos de vista, y aunque entiendo que es posible que se hayan negado a intervenir en el documental en ese caso estaría bien que se dijera explícitamente o que a menos apareciera mencionado el asunto en los títulos de crédito, lo que si sucede se me ha escapado.
En cualquier caso sospecho que, vistos los breves cortes de programas de televisión en los que aparece alguno de estos responsables, tampoco habrían aportado mucho en forma de explicaciones, como por ejemplo cuando argumentan que en el accidente de una avioneta en el aeródromo de El Pampero de Santa Rosa influyó el que uno de los pasajeros ya hubiera estado en un accidente de aviación anterior.
Y algo de razón ha de llevar Piñeyro en sus afirmaciones cuando dos días después del estreno de Fuerza Aérea Sociedad Anónima el gobierno de Argentina prometía importante cambios en la organización de la aviación civil en el país.
En resumen, un documental muy interesante para aerotrastornados -y no tanto- pero que a los que tengan que volar en Argentina les puede poner los pelos de punta.
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