El próximo viernes día 28 de diciembre se estrena en nuestro país ‘American Gangster’, el nuevo trabajo del director Ridley Scott, muy activo últimamente y no sólo sacando más versiones de su obra maestra sobre los replicantes. Tan activo como ágil, despierto, inteligente, capacitado, brillante. Y es que su última película es una impresionante demostración del gran estado de forma en que se encuentra este genial cineasta. Por supuesto, el proyecto cuenta con un gran apoyo económico, está fundamentado en un guión sólido y cuenta con el protagonismo de dos actores inmensos, pero es a Scott a quien debemos aplaudir con mayor intensidad. El año pasado “exigimos” el Oscar para Martin Scorsese. Este año le toca a Scott. ¡Que no tiene ninguno! Esperemos que no sea la próxima edición una de esas en las que la lógica brilla por su ausencia.
Bajo mi punto de vista, este año hemos podido ver mejores películas (por décimas) que ‘American Gangster’, pero el momento es fundamental. A la hora de premiar, pocos se acuerdan ya de los títulos vistos a principios del curso cinematográfico. Ahora mismo, sin haber visto la última de los Coen (tan premiada por donde pasa), creo que el film de Scott tiene pocos rivales serios para triunfar en la fiesta de los Oscar. Y es que lo tiene casi todo. Una gran historia, dos magníficos personajes rivales y más de dos horas de duración que se pasan volando. Culpa de Scott, claro, que le imprime un ritmo brutal a su película. Desde la primera y sanguinaria escena hasta la última y desoladora postal con la que llegamos a los créditos. Un montaje de Oscar.
El argumento de ‘American Gangster’ gira en torno al tráfico de drogas en la década de los setenta, y a dos hombres situados a los dos lados de la ley. Por un lado tenemos a Frank Lucas, un hombre de la vieja escuela y sin escrúpulos, decidido a dominar todo el negocio, superando las discriminaciones raciales, y por otro a Richie Roberts, el policía honrado pero de vida desastrosa que tratará de descabezar el imperio de la droga. Los caminos de ambos van en paralelo pero acercándose cada vez más…
Algo que destaca en esta película es la rapidez con la que ocurre todo, y sin embargo en ningún momento tenemos la sensación de que esto sea así. Todo fluye perfectamente. Sólo hay una secuencia de acción pura y dura (y magistral) en todo el metraje, pero mantenemos la respiración como si toda la película estuviera llena de ellas. Todo sigue su curso inevitable hasta ese final que ya conocemos de antemano. Por cierto, el plano final es demoledor, menudo jarro de agua fría para el personaje. De lo mejor de este año, sin duda. El guión escrito por Steven Zaillian debe ser otra de las nominaciones al Oscar de esta sensacional ‘American Gangster’. Tened en cuenta todo lo que ocurre en la historia, todos los personajes implicados y dónde ocurre todo. Es increíble la cantidad de escenarios que aparecen en el film. Otro de los grandes aciertos es mostrar todo el recorrido que debe hacer el personaje criminal para llegar hasta el corazón del tráfico de drogas. Esto hace que mires con ojos respetuosos a Frank Lucas, porque ves que lo ha trabajado duro, que ha luchado por lo que cree, que es inteligente, y que sabe hacer las cosas. En este sentido, resulta maravilloso como un tipo que está tan fuera de la ley puede resultar tan merecedor de respeto por parte del público (como diría el propio Lucas, sonriendo, “my man”). Lo contrario casi que con el policía, al que pocos van a desear que triunfe en su cometido, por mucho que tenga la razón y la ley de su parte.
Ahí radica, en esa persecución de uno y en ese ascenso del otro, el núcleo principal del film. Es inevitable que el espectador se ponga de parte, como digo, de Denzel Washington, que está impresionante, pero eso se debe simplemente a que el personaje de Russell Crowe tiene que resultar más bien patético, para que el contraste entre ambos sea mayor. Desde el físico ya se marcan diferencias evidentes. Y por supuesto también en cómo actúan y los ven los demás, algo fundamental en la construcción de personajes. Uno es impecable, el otro no para de cometer errores (o eso son para el resto de personajes). Uno es todo un caballero, elegante, brillante, el otro es un bruto que a veces parece hasta tonto. Ojito por ejemplo a cómo trata uno y otro a las mujeres.
Siguiendo con el Oscar, Washington debe estar nominado sí o sí. Da miedo cuando quiere, sin hacer nada (quizá porque ya sabemos que es mejor no retarle a atacarte, estés donde estés), y compone un trabajo interpretativo intachable en todos los sentidos. Crowe también borda su papel, pero se verá perjudicado por ser el suyo un trabajo menos vistoso; además, sólo puede ganar uno. El hecho de que ambos personajes, que van creciendo conforme avanza el metraje, estén todo el tiempo en sitios separados, hace que el momento del enfrentamiento sea un duelo en la cumbre. Es alto voltaje. Otro momento para el recuerdo, de lo mejor del año, es precisamente cuando Crowe consigue atrapar a Washington. El primero está abajo, pero pletórico, el segundo arriba, pero hundido.
Del resto del reparto, destacar el trabajo de Carla Gugino, que tiene un enfrentamiento con Crowe buenísimo, Chiwetel Ejiofor, uno de los “espejos” donde se refleja la compleja personalidad de Lucas, y Josh Brolin, en la piel de un despreciable policía corrupto. Cuba Gooding Jr. podría haber molestado bastante, pero afortunadamente sale muy poco, apenas dos escenitas. Se supone que Common también está por ahí, pero como pestañees te lo pierdes. Y es que los dos gigantes atraen tanto la atención que el resto debe esforzarse mucho y contar con minutos suficientes para rascar algo en la mirada del espectador.
En conclusión, no podíamos haber terminado mejor el año. ‘American Gangster’ es una excelente película con algunos de los mejores momentos del año. Un ejemplar thriller dramático con un ritmo apabullante y unas interpretaciones que dejan huella. Sencillamente, no te la puedes perder. Ah, y yo que tú me quedaba hasta el final de los créditos. Hay un regalito navideño.
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